REFLEXIÓN ANTIESPUMANTE
Animarse a romper paradigmas no es cosa fácil de afrontar. Cuestionarse los aciertos y desaciertos; las acciones y omisiones; los anhelos y desdenes, ya generan una vorágine interna que, a lo menos, te despabila. Y cuando una se da cuenta de que está despierta, y bien despierta, que ya no se vale hacerse la distraída, pues, hay que hacerse cargo, jugársela y romper con lo que haya que romper. Aún si es una misma quien se rompe. Porque lo primero que se rompe, créanme, es una misma. No obstante, quien se atreve a hacer estallar su propia burbuja, otrora brillante en varios aspectos, es porque ha decidido salirse del cuento de hadas. Algunos ven la fragilidad de sus pompas más temprano y la detonan sin demora. Otros nos damos cuenta bastante más tarde... Quizá sea que hay burbujas que no parecen burbujas, en medio de tanta espuma. Como sea, atreverse a romper los esquemas que se venían cumpliendo, para cambiar el orden en la lista de prioridades, es saber que se ha encontrado dentro de s